¿Puede esta promesa de bendición ser superada por algún bien terrenal o material? Ser amado, estar confiado en la presencia de Dios, ser protegido por él, y recostarse continuamente en su pecho. En esta mañana, por su palabra, el Señor nos dice “te amo, eres el recipiente de mi favor, te he amado eternamente, te escogí, mío eres tú”. El rostro de Jehová se ilumina sobre sus amados, su bendición y favor están sobre sus pequeñuelos, por quienes se compadece y siente un gran afecto por ellos. ¿Dios te ama por algo que hayas hecho, que hayas merecido, o que haya visto en ti? Al contrario, él tiene todas las razones, justas por lo demás, para no amarte, para hacerte un vaso de su ira, por cuanto eres un hijo de desobediencia, Pero Jehová, que es rico en misericordia, te responde: “te amo con gran amor”; “te amo de pura gracia”; “eres mi amado”. Aquel que disfruta de este estado, gusta continuamente su misericordia, pues “habitará confiado cerca de él” ¿qué es lo que te da acceso a la habitación de Jehová? Su amor, y su gracia en Cristo Jesús. Esto produce confianza en el corazón, cuando estamos morando en su regazo, “entre sus hombros” (es decir, en su pecho), el temor huye lejos cualquiera sea la circunstancia. ¿alguna vez te has recostado sobre el pecho de alguien que te ama y sabes que te protegerá y bajo su cobijo estarás seguro? Esa sensación puede encontrarse en la práctica de la oración. ¿qué es la oración sino morar entre los hombros de Jehová?
Preguntas de reflexión:
¿qué ocurre en nuestra experiencia cuando estamos cerca de Dios versus cuando estamos lejos de él? ¿cómo su presencia puede dar consuelo y confianza aun en los momentos de tribulación? ¿por qué el amor eterno de Dios hacia nosotros no depende de nuestro comportamiento? ¿cómo esto nos da confianza para disfrutarlo hoy?
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