domingo, 26 de junio de 2022

26 de junio. Deuteronomio 31:6 Porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.

Reflexionar cuidadosamente en el recorrido de Israel hasta el umbral de la tierra prometida es poco prometedor. Habían fallado numerosas ocasiones en el desierto, muchas rebeliones los acompañaban, y con todo ya habían fracasado en entrar en una primera ocasión (Num. 14). ¿Qué tiene Dios que decirle a este pueblo duro de cerviz? Moisés está muriendo, con 120 años (vs. 1), su gran líder que los sacó de Egipto y guio por 40 años ya no estará más ¿qué esperanza puede haber para el pueblo que ha tentado a Dios tantas y tantas veces? ¿cómo haremos frente a nuestros enemigos, que se ven más poderosos, sin Moisés? ¿qué pasará cuando estemos en la tierra prometida y no haya un pastor para guiarnos como lo ha sido Moisés? El Señor responde: yo voy contigo, no te dejaré, ni te abandonaré, yo levanto ahora a Josué. ¡Alabad la fidelidad de Jehová porque para siempre son sus misericordias! A pesar de un pueblo contumaz, les promete que estará con ellos y que no los abandonará, e incluso levanta otro siervo suyo para apacentar a sus elegidos. ¿Cómo no debemos agarrar esta promesa para nuestras propias vidas? Si te detienes un momento para ver tu camino y concientizarte de tus pecados y fallos ¡no te desalientes! Porque esta mañana Dios promete que su presencia y su misericordia estarán contigo para siempre. Ni siquiera el pecado futuro es un impedimento para seguir amándote y cuidándote (vs. 16). Piensa detenidamente en esto: Dios sabe tus pecados pasados, presentes y futuros, y aun te ama, te tomará de la mano, te restaurará, irá contigo, no te abandonará. La realidad de la muerte es real, pasamos, volamos como un pensamiento, nuestra vida es frágil un soplo que va y no vuelve, ya se ha acercado el día de la muerte para Moisés, pero el propósito de Dios es eterno, y su amor nunca cesará, su fidelidad es nueva cada mañana, y aunque somos polvo, nuestro Padre eterno nunca cesará de amarnos y cumplirá su propósito en nosotros capacitándonos con su presencia y compañía, para la gloria de su nombre. 


Preguntas de reflexión: 

¿Cómo puedes aprehender la promesa del versículo 6 para tu caminar cristiano?; ¿estás confiando en los recursos del Señor (su presencia y su palabra) para cumplir tu propósito o en los tuyos propios?; ¿cómo “acercarnos al día de nuestra muerte” en lugar de ser desalentador se torna en esperanzador? 


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