martes, 14 de junio de 2022

14 de junio. Deuteronomio 19:5 Aquel huirá a una de estas ciudades, y vivirá

    Dios proveyó de un medio de salvación para homicidios accidentales en Israel. Ciudades que amparaban en su cobijo a estos reos de una muerte sin intención, hasta la muerte del sumo sacerdote. No obstante estaba atada a ciertos principios. Primero, la muerte debía ser accidental y se debía probar la inocencia del reo, de lo contrario los mismos jueces de la ciudad debían sacarlo de la ciudad y entregarlo en manos del vengador; segundo, el reo debía permanecer en la ciudad hasta la muerte del sumo sacerdote en vigencia; tercero, solo habría de 3-6 de estas ciudades en todo Israel. ¡Imagínate cuánto alivio sería huir y llegar a la ciudad de refugio, escapando de las manos del vengador de la sangre! Pero tú cristiano, tienes una ciudad de refugio más excelente. Podemos huir de nuestros pecados, culpas, tentaciones, ansiedades, aflicciones, cargas y trabajos a nuestro cobijo eterno: Cristo nuestro socorro. No solo te protege de pecados accidentales, sino de aquellos que fueron hechos en rebeldía, en intencionalidad, con odio y codicia de corazón. Ninguna condenación puede atravesar los límites de esta ciudad, y por ningún tipo de pecado. Una vez dentro de la ciudad tu vida está unida a la vida del sumo sacerdote del orden de Melquisedec cuyo ministerio está cimentado en el poder de una vida indestructible e intercede como tu abogado por los siglos de los siglos ¡tu vida está segura!  ¡nada te puede separar de su amor! Con todo, ninguna injusticia es hecha en esta misericordia hacia ti, pues e es tu mismo salvador quien llevó tu culpa y pecado a manos del vengador, él satisfizo por completo la ira de Dios en tu lugar, por tanto, la justicia y la paz se besaron. 



Preguntas de reflexión 

¿De qué pecados y culpas tienes que huir esta mañana hacia tu ciudad de refugio? ¿por qué nada te puede separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús? ¿por qué ninguna acusación y condenación se mantendrá contra ti? ¿cómo respondes a la invitación de Cristo “venid a mi todos los que están cargados y trabajados y yo los haré descansar”? Y “¿echa tus ansiedades sobre él, porque él tiene cuidado de ti?” 


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