sábado, 25 de junio de 2022

25 de junio. Deuteronomio 30:6 Circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.

    ¡Que poderosa promesa del Señor! “Jehová circuncidará tu corazón para que lo ames”. Necesitamos ser circuncidados de corazón, sin embargo no podemos hacerlo nosotros mismos, es Dios quien afila y corta el prepucio del corazón para que lo amemos, esto procede de Él, es un don, y por consiguiente, debemos buscarlo suplicando y rogando que nos lo conceda. Ahora bien, ¿qué es ser circuncidado de corazón? La circuncisión es usada en este sentido, como una aplicación de su uso original. Es decir, en su sentido de “cortar”, “quitar”, “arrancar” y “desechar” ¿qué es lo que quita el Señor de nuestro corazón? el dominio del pecado, su poder y sus afectos. Es decir el Señor limpia nuestro corazón del pecado para que podamos voluntariamente amarle a él. ¡Claro! Nuestro corazón está lleno de amor por cosas pecaminosas y deseos oscuros, necesitamos ser purgados, pero nosotros no podemos dejar de tener esas cosas en la mera esencia de nuestros corazones ¡necesitamos la circuncisión no hecha a mano! Dios nos dice hoy: yo lo haré, con mi poder redentor, yo quitaré, yo limpiaré, yo borraré, yo, yo, yo. 


    Lancémonos al trono de gracia agarrados al cuerno de esta promesa “Jehová dame un nuevo corazón, limpia mi corazón de afectos impuros, quita el poder del pecado en mi vida lléname de tu espíritu para amarte”. Tu Padre oirá. Si nosotros que somos malos padres damos buenas cosas a nuestros hijos, ¿cuánto más el dará lo bueno a los que se lo piden? 


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