Los cristianos debemos continuamente ser encaminados en nuestro andar. Somos como niños que olvidan rápidamente verdades fundamentales de la realidad espiritual y en consecuencia nos extraviamos; como un dulce maestro, Dios se humilla a repetir una y otra vez las lecciones recordándonos quien es Él y lo que hace para con nosotros a fin de que no lo olvidemos, “Israel, no me olvides”. En cuanto vemos circunstancias, enemigos, o desafíos que aparentemente nos superan, tendemos a temer, dudar, y flaquear. Pero él nos dice “no tengas temor de ellos” ¡Cuántas veces hemos escuchado el “no temas”! y no obstante, tememos. Pero hoy Dios lo repite hablando al corazón de sus siervos: No teman. ¡Pero cómo! ¿acaso no ves que tienen más herramientas que nosotros? ¿el poderío que ostentan? Cómo puedes decir eso, cuando tambaleamos en medio de esta terrible tormenta; ¿no es la codicia, la lascivia, el orgullo, el egoísmo un ejército de dragones que se hacen imposibles de conquistar? ¿no es esta circunstancia adversa, insuperable para mí? ¿no reparas en que somos los menos, un grupo pequeño, en comparación con nuestros enemigos? ¿no ves que satanás tiene conquistado este territorio? ¡Sí! Estamos desahuciados por nosotros mismos, la realidad es que son más fuertes y grandes en comparación con nosotros. Pero… Dios es más grande que ellos. Como Eliseo oró por su pusilánime siervo Giezi, clamemos también: ¡Señor Jehová abre nuestros medrosos ojos para que veamos! “Jehová tu Dios está contigo” “ha hecho cosas maravillosas contigo”, “va contigo” “pelea por ti” y “te salva”. Cuan precioso es pasar del temor a la confianza y de la incredulidad a la fe. Todo descansa en torno al horizonte de nuestra mirada. Eres tú, tus recursos y tu sabiduría versus tus enemigos: temor; es Dios, su presencia, su poderío, su compañía, su salvación, versus tus enemigos: confianza.
¡Que tragedia es vivir en nuestros propios recursos! No dependiendo nunca de la presencia de Dios y olvidando lo que ha hecho por nosotros; cómo con mano poderosa nos ha sacado de Egipto. “hoy haremos esto y aquello”, “iremos allá un año y traficaremos y ganaremos” ¡Ay! Nos asechan en oculto para asaltarnos el temor, la derrota, el miedo y la ansiedad. Sin embargo, Él te enseña “yo estoy contigo” mi presencia del pacto es tu sustento, yo peleo contra los que quieren tu destrucción y yo te salvaré por mi gracia, así como te he salvado siempre.
Preguntas de reflexión
¿Cuáles son aquellas circunstancias, pecados o desafíos en tu vida que ves como “más grandes que tú”? diariamente, ¿estás confiando en el poder de Dios o vives bajo tu propia sabiduría y recursos? ¿hay ansiedad, temor, e incredulidad en tu vida, si es así, por qué pasa? ¿qué pecados te están venciendo actualmente y por qué? ¿cómo estas promesas (Dt 20:1, 4) se relacionan con tu vida de oración?
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