lunes, 25 de julio de 2022

DOLOR POR LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO Y NO POR EL PECADO MISMO. 25 de julio. Jeremías 21:2 Consulta ahora acerca de nosotros a Jehová, porque Nabucodonosor rey de Babilonia hace guerra contra nosotros; quizá Jehová hará con nosotros según todas sus maravillas y aquel se irá de nosotros.

Esta es la primera vez en el libro de Jeremías que se relata que los gobernantes quieren oír a Dios. Sedequías envía a Pasur a preguntar a Jeremías, ¡el mismo que lo azotó en el capítulo anterior! (20:1-2). El temor y la amargura al ver a los escuadrones en el sitio de Jerusalén hace que el Rey quiera escuchar lo que Dios tiene que decir. ¡Cuán común es esto! Cuando las consecuencias de nuestros actos nos alcanzan, buscamos a Dios; cuando la aflicción a causa de nuestros pecados nos visita, oramos. Esto es solo el síntoma de que la enfermedad no está curada, solo nos desagradan las consecuencias de la enfermedad ¡pero no la enfermedad misma! Así, con esta hipocresía, se acercan a Dios a consultarle, temblando por el ejercito babilónico, pero sin temor de Dios, quien fue el que los trajo. 


Note cuidadosamente la petición, “Consulta, quizá se irá de nosotros” ¿ellos quieren a Dios? ¿quieren su comunión? ¿quieren su palabra? No. Ellos quieren que Nabucodonosor se vaya. Ellos quieren que sus problemas sean solucionados. Dios es un medio para un fin, pero no el fin en sí mismo. “Si tan solo esto ocurriera en mi vida, sería feliz”; “nunca te pido nada, pero haz esto por mí”; “Si haces esto o aquello, entonces te serviré”. Cuanta altivez hay en nosotros mismos. Decimos a Dios “haz mi voluntad”, en lugar de humillarnos y decir “he pecado, perdóname, estas son las consecuencias de mi pecado, hagase tu voluntad y no la mía”. En última instancia, esta petición es el reflejo del corazón no arrepentido de Sedequías, el aun quiere hacer su voluntad, y seguir su malvado corazón, ocupando a Dios como medio para que la cumpla. Dios pelea contra los soberbios (21:5), pero da gracia a los humildes. 


Preguntas de reflexión: 

Medita, ¿Qué consecuencias del pecado he experimentado en mi vida? ¿me duelen más las consecuencias del pecado que el pecado mismo? ¿deseo que las consecuencias sean subsanadas en lugar del pecado purificado? 

¿Veo la oración como un ejercicio pedir a Dios cosas que me hagan feliz, o voy a la oración para que Dios sea mi gozo? ¿veo a Dios como un medio para un fin o Dios mismo es el objetivo de mi oración? ¿Solo voy a Dios cuando tengo problemas? ¿pido que se haga su voluntad, y me entrego a su providencia, o le demando que haga lo que yo quiero?  


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