miércoles, 6 de julio de 2022

6 de julio. Jeremías 2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas rotas que no retienen agua.

    Cada vez que pecamos, no hacemos uno, sino dos males. Uno de esos males es la fuente del pecado y el otro es el resultado del pecado que brota de ese manantial. Abandonar al Señor es el originador de todo mal y pecado en nuestra vida. Él es la fuente de toda vida y bendición. Solo en él se halla satisfacción, propósito, deleite y felicidad. Dejar esa fuente es dejar la vida y el consuelo, dejar a Dios es renunciar a todo bien y dulzura eterna. Es como estar ante un oasis y voluntariamente abandonar ese paraíso para ir a vagar al desierto ¿es algo lógico? Ciertamente el pecado no tiene sentido: dejar lo eterno por lo temporal, escoger la vanidad en lugar de lo trascendental. Nuestro corazón es un ilusionista experto en engaños, trata de mostrar a Dios y su palabra como insuficiente, presentándolo cómo falto de bondad, carente de vida y bendición, “Él no tiene lo que yo necesito”, “él no es una fuente de agua viva”. ¡Cuántas veces creemos y aceptamos que Dios es algo que es una mentira blasfema! Pero nuestro corazón siempre se rebelará contra su propio vacío. Por constitución natural no podemos permanecer sin vida, sin deleite, sin adoración y sin propósito. Y por ello vamos a los ídolos para encontrar aquello que fuimos diseñados para hallar en la presencia y gracia de Dios. “Cavaron”, nota que es una acción que viene de nosotros mismos, porque el ídolo es hecho con manos humanas, es nuestra creación, aquel propósito que inventamos y objetivo de vida que fijamos para nuestra vida. ¡Lo más irónico es que seguimos buscando agua! Pero ya no en la fuente (¡dónde se supone que hallaremos!) sino en cisternas alternativas que ni siquiera pueden retener agua estancada. ¡ay de los efectos y las consecuencias de esto! ¿será frescura, propósito, deleite y plenitud? Esa agua no puede saciar la sed del alma y lo sabemos. ¿Qué hay en tu experiencia? ¿has saboreado la amargura de dejar a Jehová? ¿te has encontrado sediento luego de haber ido al ídolo para tu ayuda y socorro? Como hemos dicho la idolatría es solo el resultado de dejar al Dios vivo y verdadero. Nuestro corazón sigue buscando el amor de Dios en las criaturas, y deambulamos sedientos por la presencia de Dios en las algarrobas que ofrece el mundo. 


Preguntas de reflexión:


¿Con qué mentiras acerca de Dios estás luchando hoy en día? ¿Cuál es el resultado de dejar a Dios? ¿qué es lo que buscamos en la idolatría? ¿es tu vida un manantial de satisfacción o un desierto de sed, por qué? 


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