Corrían los 60’s en el país de la libertad, y la iglesia presbiteriana del sur (Presbyterian Church in the United States, PCUS) comenzaba a sufrir deterioro doctrinal y moral que los caracterizaba en sus raíces ortodoxas.
Varios grupos en este periodo se levantaron en contra de toda la nefasta perdida de confesionalidad, causada por el veneno mortífero del liberalismo teológico importado desde el viejo continente, en compañía del evangelio social solapado en el discurso de amor al prójimo. Un lúgubre escenario se veía para la iglesia Estadounidense, sus ‘hermanastros’ del norte (Presbyterian Church in United States of America, PCUSA) ya estaban en caída libre, hacia el abismo de la destrucción teológica, por el mismo enemigo que ahora el sur estaba sufriendo.
No todo estaba perdido, banderas de oposición se levantaron contra el falso evangelio del racionalismo, y la relativización de la autoridad de la Escritura, entre ellos un grupo que se autodenomino los “Presbiterianos Preocupados Inc” (Concerned Presbyterians Inc).
Esta fue una de las organizaciones claves en la formación de la Iglesia Presbiteriana en América (Presbyterian Chuch in America, PCA) que vio la luz en 1973; ella seguiría la senda trazada por sus hermanos del norte, liderados por John Gresham Machen, la Iglesia Presbteriana Ortodoxa (Orthodox Presbyterian Church, OPC), que se dividieron de la PCUSA en los 30’s, aunque ellos eran mucho menor en número que los Presbiterianos que flameaban sus espadas bíblicas en la PCUS.
Su nombre ilumina, esta organización estaba preocupada. En un panfleto titulado “¿Es usted un presbiteriano preocupado?” el grupo dejó en claro que ya estaba harto de un evangelio social que estaba siendo predicado desde muchos púlpitos en sus días, lo que causaba el abandono de las iglesias por parte de las personas, estableciendo así una pérdida de crecimiento, incluyendo el hecho que en un tercio de las congregaciones no se registró ni una profesión pública de fe para el año 1969, y concluyó que este estado se debía al liberalismo dominante.[1]
Varias preocupaciones fueron las que esta organización enfatizó, las principales fueron dos, entre las que siguen:
- Teorías turbias de teología de la revelación, que buscaban destruir la autoridad de la Biblia, y
- La subscripción confesional, que algunos presbiterios ya no requerían.
Otras que ellos manifestaron en sus artículos escritos: las relaciones ecuménicas, como la continuación del concilio nacional de iglesias; los esfuerzos por unir a la PCUS con la United Presbyterian Church in the USA, que era una denominación liberal; y la misión principal de la iglesia, que era evangelizar y edificar creyentes, estaba siendo mitigada por el sobre énfasis en asuntos sociales, políticos y económicos, olvidando la necesidad básica de la regeneración.
Los Presbiterianos preocupados conocieron su fin, luego de la organización de la PCA en 1973, esta fraternidad de laicos, justamente cumplió su objetivo, tatuado en su eslogan para siempre “Dedicado a la Formación de la Iglesia Continuada, fiel a la palabra de Dios y leal a las doctrinas y políticas presbiterianas históricas”[2].
Hermenéutica histórica aficionada
Varias lecturas de este antecedente histórico en la iglesia presbiteriana Estadounidense interpretaré y aplicaré a la iglesia aquí en Chile:
- Necesitamos depender del Señor en todo lo que hagamos. Mientras aquellos que intentan destronar a nuestro Soberano Señor no descansan en tramar sus estratagemas, dentro y fuera de la iglesia, nosotros debemos orar en todo tiempo y gozar de Cristo en cada respiro. ¡Estamos preocupados! Pero todas nuestras preocupaciones las entregamos de rodillas a los pies de nuestro Dios (Fil 4:6-7).
- Ora et labora, también es necesario pelear. Aquí en Chile, debemos combatir en contra de cualquier adversario que atenta en contra de la autoridad de la palabra de Dios y los estándares confesionales que nos cobijan bajo sus conservadoras alas. Discursos de unidad, a favor de estas influencias es lo que menos necesitamos, sino que es menester para nosotros: “Contender por la verdad una vez dada a los santos” (Judas 1). Si dejamos que el evangelio social, y las tendencias liberales o racionalistas entren en nuestros púlpitos, repetiremos errores del pasado que hoy tienen a iglesias, alguna vez ‘presbiterianas’, casando homosexuales y abortando a sus pequeñitos.
- Debemos prepararnos teológicamente. Una forma efectiva de batallar en contra de la sabiduría terrenal y diabólica, es conociendo sus presuposiciones. Preparémonos, estudiemos, y organicémonos. Miremos el Ejemplo de los hermanos del norte de nuestro continente, ¡Ellos eran laicos! Pero amaban la palabra de Dios y la honra de Cristo Jesús.
- Debemos enseñar y catequizar a las familias de la iglesia. Debemos trabajar en nuestras iglesias locales para devolver el evangelio al seno de las familias cristianas. No puede ser que no se practiquen cultos familiares y devocionales privados, los cuales son los cimientos de la iglesia. Ya dirá Joel Beeke: “Si la familia va mal, la iglesia va mal, si la iglesia va mal, la sociedad va mal”, o en palabras de Vincent Alsop “En vano es soñar que las congregaciones serán santas, si las familias son profanas”[3].
- Debemos evangelizar. La palabra de Dios debe morar con abundancia en los corazones, para que demos testimonios en universidades, seminarios, trabajos, y en nuestros hogares. Las sirenas del infierno comienzan a sonar cuando los hijos de Dios, se proponen extender el reino de Dios por medio de métodos bíblicos.
Basta de jugar al cristianismo social. Pongámonos serios, levantémonos y demos la buena batalla de la fe ¡Somos Presbiterianos Preocupados! ¿Eres tú un Presbiteriano Preocupado?
Artículo original publicado: https://presbiterianismoconfesional.wordpress.com/2018/08/08/los-presbiterianos-preocupados/
[1] The Presbyterian Church in América, Frank Joseph Smith
[2] Ibídem
[3] Meet The Puritans, Joel Beek
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