"10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo:Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Jesús le dijo: 16 Ve, llama a tu marido, y ven acá. 17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad."
(Juan 4:10-18)
El contexto muestra a un Jesús cansado del camino sentado junto al pozo de Jacob en Sicar, camino a Galilea. Aparece en escena una mujer samaritana y allí entablan una conversación: Jesús le pide de beber y recibe la negativa de la mujer. La respuesta de Jesús en el verso 10 nos revela algo profundo en el corazón de la mujer, W. Hendriksen lo dice muy al clavo:
"El razonamiento de la mujer era: “tú, un judío, estás necesitado y no puedes valerte (vs 9),…yo, mujer samaritana, soy autosuficiente y por lo tanto puedo ayudarte.” En su respuesta Jesús le hace ver que la realidad es completamente al contrario. Es ella quien necesita el agua, y él es la Fuente que puede suministrarla...Cuando Jesús habló acerca del “don de Dios” se refería al “agua viva”. Pero “agua viva” también podía significar manantial de agua (Gn. 26:19) que brota por sí misma, a diferencia del agua de lluvia que se recoge en una cisterna o depósito. El pozo de Jacob ilustra exactamente este punto. Así, pues, cuando Jesús dijo: “él te habría dado agua viva”, la mujer lo interpretó por: “… él te habría dado no el agua que lleva tiempo en el pozo sino el agua que sale del manantial que hay en el fondo”.[1]"
La mala interpretación de la mujer acerca de esta "agua viva" (ella entendía por "agua viva" el agua que pasa por el manantial debajo del pozo, y no la que está estancada arriba [1]) y su desconocimiento de quién es Jesús el que la ofrece, la lleva a una serie de cuestionamientos probando su incredulidad a la palabras de Jesús:
- No tienes con qué sacarla. Ella llevaba un cántaro (vs 28), era una mujer preparada y planificada, pero este hombre cansado decía que le iba a dar agua viva, ¡y ni siquiera tenía una vasija (Lt Gr. [2])!
- Y el pozo es hondo. Está conectado con su razón anterior. Si no tiene con que sacarla, queda que el pozo es muy hondo para que el obtenga “agua viva” es decir, agua desde el mismo manantial que corre bajo el pozo.
- De donde pues tienes el agua viva. Su lógica es clara, entonces (pregunta ella) ¿cuál es la fuente de donde tú sacarás agua viva, dado que no tienes vasija y este pozo es hondo? Ella aquí infiere que la fuente de agua viva que Jesús le estaba ofreciendo era distinta (geográficamente hablando, es decir está en otro lugar) que el pozo donde ella iba a sacar agua. De alguna forma tiene razón, pues Jesús no estaba ofreciéndole literalmente el agua del pozo de Jacob, era otra fuente, pero una fuente espiritual, y eso es lo que la mujer todavía no entiende. Y es así como su argumento sigue.
- ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? En otras palabras: “¿Si tu fuente de agua viva es otra que este pozo, eres tu mayor que Jacob que bebió de este pozo?” ¡Wow! Que buena lógica, sin embargo todo su argumento parte de una premisa equivocada, y es su mala interpretación de “agua viva” pero sobre todo de quién es el que se la está ofreciendo. Jesús sereno, y con el amor que le caracteriza dejó seguir el rumbo de su pensamiento, ella sin querer, está dirigiéndose al puerto que el Señor la quiere llevar, la pedagogía divina en acción, nuevamente trae a la mujer de su fanatismo independiente y nacionalista, en su exaltación del origen del pozo, Cristo replica:
“ Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed, mas el que bebiere del agua QUE YO LE DARÉ, NO TENDRÁ SED JAMÁS; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que sale para vida eterna”
No es el pozo, o el agua, pues cualquiera que beba del agua de este pozo,
volverá a venir una y otra vez, pues solo puede sustentar la vida biológica.
Pero el agua que viene de mi fuente (dice Jesús), no tendrá que ir y venir
¡porque estará en él! Sustentará su vida ESPIRITUAL (Gr. Zoen en contraste con Bios -vida biológica-) de modo que no tendrá que
beber de otras fuentes, sino que está agua borbotará y se auto-alimentará, de
modo que traerá perpetua satisfacción y plenitud (por tanto Jesús es mayor que
Jacob). Jesús apela a los deseos de la
mujer ¿cuáles? El de descanso y eterna satisfacción.
Notemos el hermoso contraste que Jesús hace:
El agua del pozo de Jacob
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El agua viva que Jesús da
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No puede
evitar que se tenga sed otra vez, y otra vez…y otra vez
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Hace perder la sed para siempre; es
decir, da satisfacción duradera.
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Queda fuera
del alma, es física, por tanto no puede llenar las necesidades espirituales
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entra al alma y permanece dentro como fuente, pues es
espiritual
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Es de cantidad
limitada, disminuye su cantidad al beberla
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En un manantial perpetuo e ilimitado.
Borbotea para vida eterna
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- Esta es una valiosa lección. Jesús promete satisfacer todas nuestras necesidades, darnos descanso y eterna satisfacción. Note la promesa “no tendrá sed jamás” ¿cree usted esta promesa: Que en Cristo, solo él, unido a su alma, puede traer eterna felicidad a su vida? ¿Cómo golpea esto a nuestros pecados?, ¿hemos vivido conforme a esta verdad? Hoy mismo, le pregunto: ¿fue Cristo la fuente de satisfacción en su vida?; ¿esta semana?, ¿este mes, este año? ¿O lo fue la comida, lo material, la entretención, lo de esta tierra? Recuerde que la idolatría es cualquier cosa que le distrae de Cristo, ¿dónde está su corazón hoy? Si está lejos, puede venir rápida y sinceramente beber del agua que Jesús tiene para su alma. No demore más arrepiéntase de su manera de vivir y pensar, y viva en la fe del Hijo de Dios quien se entregó asimismo por pecadores como usted.
Aunque la mujer no entendía el tenor espiritual de las palabras del Señor,
al ella escuchar que sus necesidades serían satisfechas para siempre prorrumpe
en una petición: ¡dame de esa agua! ¿Al
entender su necesidad espiritual prorrumpe ud en ésta exclamación? Ella no quiere
ir y venir más a pozo tras pozo. ¿Su corazón desea no ir ya más de ídolo en
ídolo, buscando la satisfacción de sus necesidades? ¡Dame de esa agua Señor!
Para que no tenga que ir de aquí para allá ¡Dame de esa agua Señor! Para que la
caverna de deseos sean saciadas con tu presencia ¡Dame de esa agua Señor! Pues
estoy cansado y trabajado. ¡Dame de esa agua Señor!
Tal vez tu corazón no ha sido despertado a este clamor espiritual (el mismo
clamor de la mujer no era espiritual sino físico). En ambos casos (el de la
mujer y el nuestro), el Señor necesita revelarnos lo sedientos que estamos (espiritualmente
hablando), para que podamos pedir y beber del don de Cristo. Ninguna persona,
tomará la medicina si no reconoce su enfermedad. Dirá ¿para que necesito yo
médico si no estoy enfermo? Jesús despierta a la mujer a la conciencia de su
pecado, ¿cómo ella recibiría el don de la salvación, si primero no sabría que
lo necesitará? Así como su sed física, ahora el Señor nuevamente en los vientos
de su sabiduría dirigirá la barca de la mujer al climax de la
conversación: “Ve llama a tu marido y
ven acá”
Para que el Señor
ofreciera la salvación (es decir, a él mismo) debía revelar la necesidad de la
misma. Y él apela a la vida impúdica inmoral y fornicaria de la mujer. El Señor
se está dirigiendo a su conciencia. “no tengo marido” ¡Vaya! Parece que la
intrepidez lógica de la mujer al discurrir sobre la relación de los judíos y
samaritanos(vs 9), y sobre la imposibilidad de Jesús de obtener el agua viva(vs 11-12), de
pronto se ve apagada por el mandato del Señor. Su respuesta es corta (3 palabras en el griego), mientras
que las anteriores fueron largas y lógicas (versículos 9, 11 y 12). La mujer se pone en guardia, el
Señor acaba de tocar una parte sensible. Ella no está dispuesta a revelar su
pecado, una corta respuesta deja muchas interrogantes ¿y es soltera, viuda?
Ella no explica más. Pero el Señor a pesar de su dureza, con ternura sigue la
obra que ya ha comenzado. “Bien has
dicho no tengo marido, porque 5 maridos has tenido y el que ahora tienes no es
tu marido” Jesús desnuda su corazón, él le revela su pecado, sus cortas
palabras no fueron obstáculo para el eterno Hijo de Dios. La omnisciencia del
Señor nuevamente entra en acción. El texto nos dice que se cansó, pero que
también conocía la vida pasada de la mujer. La naturaleza divina y humana en
una sola persona: En Jesús el Cristo. El Señor sabe que debe revelarse a sí
mismo y el don que el ofrece (verso 10), y ocurrirá más adelante. Sin embargo,
él debe mostrar la necesidad de salvación, y es por esta razón que para que el
dispense agua viva, debe haber un corazón contrito y humillado por el pecado y
la ofensa a Dios.
- Cuando Cristo Jesús nos invita a conocerle a él, y que experimentemos el don de Dios, el agua viva que ofrece y sacia toda sed (Jn 4:10); él primero nos dice "ve, trae a tu marido, y ven acá" (Jn 4:16), lo que significa que, él no está dispuesto a comulgar con nuestro pecado. Él lo descubre, lo apunta, exige que lo traigamos, y lo echemos encima de él. Sólo siendo verdaderos en lo íntimo (Slm 51:6), reconociendo nuestra total impotencia y necesidad de su persona, participaremos de una comunión viva unidos a Jesucristo. Y, unidos a él, cada día, no tendremos sed jamás.
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[1] Comentario a Juan - W. Hendriksen pp 150-153
[2] Lt Gr: Literal Griego. La palabra Vasija es lo que está en la lengua
original “no tienes vasija” (no tienes con que sacarla vs 11. RVR 60)