martes, 10 de diciembre de 2019

El éxodo de los pentecostales

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*Mi iglesia está compuesta en un 99% de cristianos que fueron pentecostales y ahora son presbiterianos. Tal como en el éxodo israelita, muchos hermanos están cruzando el río de la denominación más grande de Chile hacia la tierra de los reformadores. La situación de mi iglesia local no es una excepción a la regla sino más bien el común denominador de un fenómeno interesante en Chile, y también en latinoamérica.

Metodistas pentecostales, evangelicos pentecostales, asambleistas y otros están emigrando de sus iglesias hacia comunidades históricas protestantes. Esto no es una novedad, sino un evento que tiene por lo menos más de una década en gran abalanzamiento. Por tanto, una pregunta natural que surge del alumbramiento de este traslado de la cristiandad sería ¿cuál es la razón del éxodo pentecostal?

Aquí propondré algunos porqués a esta interrogante:

1) Globalización comunicacional
Desde la creación de las redes sociales y el acceso a internet, ha sido mucho más fácil hoy en día y cada vez más, acceder a documentos antiguos, libros digitales, videos, sermones, información de páginas, debates teológicos, traducciones y otros tipos de información que facilitan a las personas el investigar y descubrir doctrinas interesantes, interpretaciones diversas, y el estudio bíblico se ve robustecido. La burbuja en dónde los hermanos vivieron es reventada por la información de que el cristianismo no ha nacido con ellos, ni que su iglesia local es solo la única dónde hay salvación, ni que la interpretación de su pastor es infalible y única. Yo mismo, a pesar de no venir de una tradición pentecostal, me reformé con videos de Paul Washer, R.C Sproul, entre otros. 

2) Juventud académica vs líderes poco bíblicos
La facilitación de la educación superior en nuestro país ha entrenado a los jóvenes ha ser mentes mucho más agudas, críticas y analíticas. Muchos de los pastores pentecostales, en contraste, tienen poca o nula preparación académica; no todos, pero la mayoría dice haber sido vocacionado mediante sueños, o que 'la voz audible de Dios' los llamó al ministerio, no obstante, (de nuevo, no todos) saben muy poco de la biblia y por consiguiente difícilmente pueden interpretar correctamente un pasaje, por lo cual sus predicaciones están basadas en la experiencia o en eventos de un índole sobrenatural (como sueños o visiones). Es así como la juventud comienza a criticar las metodologías de la predicación y también de gobierno de la iglesia, siendo en ocasiones mal comprendidos, apartados, ignorados y hasta puede ser que expulsados.

3) El evangelio detrás del velo emocional
Ayer escuché esta frase en una charla de un pastor Pentecostal que me pareció certísima: "el tronco del Pentecostalismo es el empoderamiento del espíritu santo en el culto" creo que esta es exactamente la gran razón del éxodo. El culto está centrado en la manifestación del Espíritu Santo a través de los dones como lenguas, danzas, profecías, instrumentos, en algunas iglesias operaciones espirituales (hacer literalmente una operación quirúrgica espiritual a una persona enferma, como -aunque suene chistoso pero es cierto, una operación de cerebro), y otros dones 'sobrenaturales'. Dónde no hay esto, la presencia de Dios no está -según ellos. El evangelio queda confinado puertas afuera para los incrédulos únicamente, ahora el creyente debe vivir en una obediencia irrestricta cuidando de no perder su salvación, mediante un comportamiento intachable adecuado a normas y mandamientos humanos tales como cortarse el pelo, o vestirse de cierta forma. Efectivamente, esta cosmovisión es muy común de pensar entre pastores y miembros de iglesias pentecostales, lo cual se acerca más a un catolicismo romano, que a la doctrina protestante de la justificación por la sola fe. Cuando hermanos pentecostales descubren que el evangelio está por todas las escrituras (cf. Lc 24,44), que es por medio de la persona de Jesucristo, que obtenemos también nuestra santificación por la fe (cf. 1 Cor 1,30; Col 2,6), que Cristo es el gran protagonista de la Biblia, autor, pero también consumador de nuestra fe; la centralidad de la cruz en la teología reformada a ellos les abre un paraíso desconocido, pero precioso. Su experiencia emocional solo es comparable a lo atónitos, estupefactos y asombrados que estuvieron los líderes de Israel con el Rey Josías al hallar y leer el Libro de la ley (2 Cr. 34 8-33).

4) Hermetismo Jerárquico
A causa de lo cerrado de un gobierno piramidal, u episcopal, es difícil para muchos que descubren las doctrinas de la gracia -lo más fácil aquí es pensar en doctrinas de la gracia como los 5 puntos del sínodo de Dort resumidos en el acróstico TULIP, generar algún tipo de reflexión en torno a las prácticas y doctrinas que se enseñan y practican, dirigidas al liderazgo de sus iglesias locales y más aún a consejos jerárquicos superiores. La fuerza de una mala tradición (nuevamente parecido al catolicismo romano) los hace aferrarse a principios tales como "aquí siempre se ha hecho así", lo que cierra aún más la posibilidad de que se produzca una reforma en las iglesias pentecostales, volviendo a los principios bíblicos de adoración, fe y práctica. Aún otra vez debo repetir que esto no es aplicable a todas y cada una de las iglesias pentecostales, hay iglesias que han sufrido alguna especie de reforma, pero en lo general lo que escribo aquí es experimentalmente verdadero y las excepciones son pocas. 

Finalmente me gustaría concluir diciendo que no todo y todos es como lo describí arriba. Hay jóvenes reformados orgullosos que quieren imponer la verdad avasallando a las personas, neófitos sin mucho amor cristiano; hay otros que continúan luchando por reformar sus congregaciones; y hay líderes de iglesias que al menos están dispuestos a escuchar. Por la otra mano de los presbiterianos y reformados también hay muchas falencias y debilidades: muchos se decepcionan por nuestra frialdad en el amor, otros porque no evangelizamos mucho, otros por nuestro orgullo. No somos en muchas oportunidades lo que los hermanos ex-pete pete esperan, en fin. De todo esto tal vez escriba más adelante. 

*Cristián G. Del Río